Cuando la mente se te queda en blanco dejas de recordar lo esencial, para olvidar datos que son vitales para tu propia supervivencia. Esto es lo que me pasó en presencia de Odín. Minutos después, que me parecieron horas, me vino a las mientes la pregunta con la que he empezado estas Crónicas, y se la hice a Odín: "Sobre el Ragnarok, ¿es una tomadura de pelo para vuestra Deidad, o Deidades?". Odín se quedó en silencio, se llevó las manos a la cara, cómo tapándola u ocultándola, y luego, soltó una carcajada con gargajo. Su manera de tomárselo a la ligera me contagio la misma risa, pero llegué a pensar que quizá lo hacía para no mostrar su ira (Odín suele enojarse con frecuencia); llegó el momento en que decidió presentarme a uno de sus muchos hijos, que pertenecía a los Primeros de los Ases (Aesir): Tyr. Tyr pertenece a esta clase de dioses que están ahí, pero que no se esfuerzan con nada. Cumplen con su tarea, fichan a la hora convenida, y regresa a casa, poco después de su jornada laboral. Se ocupa del Fuego y del Agua. Es decir, es el Guardián del Fuego, y una suerte Neptuno para la mar. Se ocupa de llevar a puerto las naves vikingas, en caso de avería, o de enfurecer las aguas contra los enemigos de sus adoradores y creyentes. A Tyr lo han representado siempre como un dios benigno y tranquilo, buen padre y dueño de su hogar. Hace unos cuantos milenios, cuando Europa se estaba formando, se le nombraba en las batallas durante las incursiones vikingas en la futura Gran Bretaña, Península Ibérica (por la parte de Galicia) y un poco contra los Romanos, que no se esperaban tal fiereza de unos bárbaros contra el mundo civilizado (y corrupto) que estaban formando. Tyr también ayudó a Erik el Rojo a descubrir Vinland, con la diferencia de que Vinland (Tierra del Vino) sería la futura América (que el ceporro de Colón confundió con las Indias o la India; pero esto es caso para los historiadores). Pues bien, fuimos a ver a Tyr. Según Odín, se encontraba trabajando en el mar que separaba Asgard de Midgard (que existe, lo he visto) y que une, ligeramente, a la Tierra con Asgard y lo separa. Vestía de dorado, y medía uno seis metros (Tyr, no el mar). Odín me contó que Tyr estaba evitando que el mar no inundara parte de Midgard, y equilibrando el ecosistema o acuasistema marino. Apenas quedaban ballenas, y se ocupaba de que los Cruceros de turismo, naves de carga y transportadores de productos y alimentos, no naufragaran. Controlar los cruceros era un trabajo más arduo y difícil. Un dios, me señaló Odín, puede tener el control de casi todo, pero, a diferencia de las religiones monoteístas, tiene sus limitaciones, porque han sido creados a imagen del ser humano, con grandes poderes, pero con enormes defectos. Tyr nos saludó, y salió de las aguas. Se quitó la dorada armadura, y mostró un cuerpo fuerte y fornido, con una piel tostada en los veranos (Odín, con diferencia, era pálido y tuerto, claro); se estiró, y bebió de una tripa de cerdo, que debía contener el zumo de unas manzanas doradas, que transformaba a los dioses asgardianos en Inmortales. Tyr me gastó una broma. Me ofreció el pellejo del néctar, acerqué mi boca a la bota, del mismo diseño que la bota de vino, y luego, de zarpazo (nunca mejor dicho) me la arrebató. Mi desconcierto fue total. Odín se moría de risa (si un dios puede morirse de risa) y Tyr se desbarató de placer. Luego, Odín me afirmó que gastaba esta broma con todas las criaturas de Asgard (elfos, trolls, enanos, gigantes de hielo, con la Serpiente Jömurgand, y un largo etcétera); a mi vez, yo me quedé perplejo, me sentí molesto, y así se lo hice ver, y que la broma era muy poco acertada y nada respetuosa. Entonces, Tyr me presentó otro pellejo, pero me negué a repetir la broma. Éste contenía vino o hidromiel, y lo bebí muy agradablemente, pero no me convirtió en Inmortal. Mala suerte. Nos despedimos de Tyr, y me dediqué a repasar mis notas. Estas Crónicas tomaban forma, pero la pregunta esencial, aún no estaba respondida, y ya nos encontrábamos en el años 2012, según mi reloj. Había transcurrido más de un mes, desde mi llegada a Asgard por una de las Puertas Estelares.